autores

Susana Roker
photo ©Betsaida Bonilla

Susana Rotker (Caracas, 1954 – New Jersey, 2000). Egresada de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas. Doctora en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Maryland. Se desempeñó como periodista en El Diario de Caracas, Últimas Noticias y El Nacional, y en Argentina escribió artículos para Página/12, La Nación, La Gaceta de Tucumán y Revista Crisis. Su trabajo Fundación de una escritura. Las crónicas de José Martí (publicado por Casa de las Américas y Alianza Editorial) fue acreedor del Premio Casa de las Américas, rubro ensayo, en 1991.

Autora también de Los transgresores, Fundarte, Caracas, 1991; Ensayistas de nuestra América. Siglo XX, Losada, Buenos Aires, 1994; Memoria de Fray Servando Teresa de Mier (edición crítica en inglés), Oxford University Press, 1999; Ciudadanías del miedo, Editorial Nueva Sociedad, Caracas, 2000. Dictó cátedra de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Maryland y en la Universidad de Rutgers (New Jersey), donde también fue directora de Estudios de Posgrado en el Departamento de Español. Sus libros y artículos fueron traducidos al inglés y su obra recibió elogios por The New York Times Book Review.

Salvador Garmendia
photo ©Vasco Szinetar

Salvador Garmendia (Barquisimeto 1928 – Caracas, 2001). Dedicado desde temprana edad a la lectura, es considerado uno de los más importantes escritores venezolanos del siglo XX. Se desempeñó como narrador, periodista, guionista de radio y televisión, y diplomático. Formó parte del comité fundador de la revista Tiempo literario, a la vez que sus inicios como escritor se iban plasmando en periódicos locales y en el diario El Nacional. Integró el grupo literario Sardio, cuya revista del mismo nombre sigue siendo referente de la literatura venezolana. Trabajó en el Departamento de Publicaciones de la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela y formó parte del Comité de Redacción de la revista Papeles del Ateneo de Caracas, para luego trasladarse a Mérida como encargado de las publicaciones de la Universidad de Los Andes. Con su novela, Los pequeños seres, publicada en la editorial Sardio, gana el Premio Municipal de Prosa. Posteriormente, Garmendia junto a otros integrantes del grupo, fundan El Techo de la Ballena. En estos años se publicaron las novelas: Los habitantes (1961), Días de ceniza (1963) y La mala vida (1968). Así como su primer libro de cuentos, Doble fondo (1965), y la monografía La novela en Venezuela (1967). A mediados de la década se edita Los pequeños seres en Montevideo y La Habana, además de Doble fondo en la ciudad de Buenos Aires. En 1972 publica el libro de cuentos Los escondites, obteniendo el Premio Nacional de Literatura y una beca para estudios y trabajo en Barcelona, España, otorgada por la Universidad de los Andes. En 1973 aparece su novela Los pies de barro y en 1974 publica Memorias de Altagracia, la que se convertirá en una de sus obras más importantes.

En 1976 publica “El Inquieto Anacobero” en el diario El Nacional. Por este cuento –que desató polémica por el uso de «malas palabras»– Salvador Garmendia fue objeto de una denuncia del Bloque de Prensa Venezolano ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Penal, por el delito de ultraje al pudor público, lesionador de los principios morales de la sociedad venezolana. En 1984 es nombrado Consejero Cultural en la Embajada de Venezuela en Madrid y recibe la Beca Guggenheim, la cual sirve de apoyo para la escritura de la novela El capitán Kid. Dos años después aparecen los libros de cuentos Hace mal tiempo afuera y La casa del tiempo. En el último año de la década de los ochenta, gana el premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, en su Mención Cuento con el relato “Tan desnuda como una piedra” y en 1992 el Premio Dos Océanos de Francia.

También colaboró periódicamente con artículos humorísticos en la revista El Sádico Ilustrado, de donde surgirán una compilación de crónicas que llevará el nombre de Crónicas sádicas; ilustrada con dibujos de Pedro León Zapata. Entre otras colaboraciones, escribió el prólogo de Cantos iniciales, libro de poemas de su amigo Rafael Cadenas, la adaptación de Pobre negro, de Rómulo Gallegos, el prólogo al libro de cuentos de Arturo Uslar Pietri, Moscas, árboles y hombres, y la antología del poeta venezolano José Antonio Ramos Sucre para la editorial Siruela.

Elisa Lerner
photo ©Federico Prieto

Elisa Lerner (Valencia, Venezuela. 1932) es narradora, cronista, ensayista y dramaturga. Abogada egresada de la Universidad Central de Venezuela. Las ciudades de Nueva York, Washington y Ann Arbor fueron destinos de residencia en su juventud, con una breve e intensa estancia en la Buenos Aires de Borges y en la Madrid de los años ochenta. Elisa Lerner fue la única escritora del grupo literario Sardio. Colaboró de manera asidua en Zona Franca, Imagen, El Sádico Ilustrado y El Nacional.

Destacan sus piezas teatrales En el vasto silencio de Manhattan (1961), merecedora del Premio «Anna Julia Rojas» del Ateneo de Caracas, en 1964, Vida con mamá (1975), considerada como un clásico del teatro latinoamericano, y varias piezas breves como La bella de inteligencia y La mujer del periódico de la tarde. Asimismo, sus libros de ensayos Una sonrisa detrás de la metáfora (1969) y Yo amo a Columbo o la pasión dispersa (1979), tuvieron un gran reconocimiento. En palabras de Salvador Garmendia, constituyó el primer estilo del país. Ha explorado la crónica como pocos escritores, en ella sobresalen las obras Crónicas ginecológicas (1984), Carriel para la fiesta (1997) y En el entretanto (2000), más adelante reunidas bajo el título de Así que pasen cien años (2016).

En el año 1992, en colaboración con el Channel Four de Londres, se estrena el filme Crónicas ginecológicas de Mónica Henríquez, basada en este libro homónimo de Lerner. Tras la escritura de los relatos Homenaje a la estrella (2002), escribe su primera novela, De muerte lenta, y posteriormente, en 2016, La señorita que amaba por teléfono. En 1999 es reconocida con el Premio Nacional de Literatura.